La mayoría de las mujeres se ha masturbado alguna vez hasta llegar al orgasmo.
El resto, le teme, se avergüenza o le da pudor hacerlo.
No saben lo que se pierden…
Aquí tienes algunos tips que te ayudarán a encontrar el punto exacto de tu disfrute sexual, es decir, te ayudará a estar a solas contigo misma.
Por siglos se pensó que la masturbación o autoerotismo era una práctica perversa, originaria de males y embrujos, y que incluso podía llevar a padecer las más terribles enfermedades, incluso en la historia ha sido motivo de exorcismos por parte de religiones muy ortodoxas y castradoras de la sexualidad.
Comentarios maliciosos que insertaron en el subconsciente femenino una enorme culpa por querer disfrutar o hacer uso a su derecho de obtener placer.
Hoy, sin embargo, ese manto de perversión ha ido desapareciendo del autoerotismo y cada día son más mujeres las que se atreven a buscar su propio goce.
“Es muy rico y relajante. Me gusta hacerlo cuando estoy a solas, tranquila, después de un día en el trabajo con tensiones cotidianas, y más aún, luego de bañarme antes de acostarme.
Mientras me aplico crema en el cuerpo, me dejo llevar. Y duermo espectacular”,
Es algo que cerca del 70% de las féminas hace (ya en 1953, el Informe Kinsey consignaba que un 92% de los varones y un 63 % de las mujeres afirmaban haberse masturbado alguna vez), a muchísimas les da vergüenza admitirlo.
“Yo ni loca lo hago. Me carga. Prefiero aguantarme hasta que esté con alguien. Lo encuentro muy aburrido para hacerlo sola”, dice Claudia que nos jura que a sus 33 años jamás se ha tocado a solas. Y una tercera opinión, Vanesa, la enfrenta y agrega: “No entiendo a las mujeres que no lo hacen o no les gusta. Estoy segura que jamás han tenido un orgasmo al nivel que podría. Porque si no conocen su cuerpo, menos saben hasta dónde podrían disfrutar y muchos menos podrían orientar a su pareja a satisfacerlas”.
A solas… El autoerotismo es la actividad sexual en el que se estimulan los genitales y/u otras zonas erógenas de nuestro cuerpo, con la mano o algunos objetos, con el fin único de sentir placer y, en muchos casos, de alcanzar el orgasmo.
Esta es la visión más libre de nuestra sexualidad, pues a través de ella eres capaz de amarte y hacerte sentir bien.
Te relacionas contigo misma. Y esa relación depende absolutamente de ti, de tus gustos y, por supuesto, de tus sensaciones.
Así, en el libro “Comportamiento sexual en la mujer”, del Dr. Alfred Kinsey, se afirmaba que el 84% de las norteamericanas que se masturbaba, lo hacía estimulando su clítoris, y el 20% gozaba introduciéndose elementos o los mismos dedos, en la vagina.
Y es que el autoerotismo tiene la ventaja de entregar placer sin riesgos de embarazo no deseado, de contraer alguna ETS (enfermedad de transmisión sexual) y, además, de no tener que encontrar la “persona idónea” para disfrutar…. Y menos esperar que al día siguiente te llame…. ¿Vale la pena entonces, no? Manos a la obra! ¿Ya te has animado a hacerlo?
Bueno, entonces te entregamos algunos consejos que harán que tu encuentro contigo misma sea de antología.
Toma nota.
Busca la instancia para poder dedicarte tiempo y espacio para esto. Desnúdate y mírate en el espejo. Ve lo que te gusta y poténcialo a tus ojos. Gústate.
Date un baño de agua tibia.
El calor activará tu circulación y te volverá más sensible al tacto.
No te presiones a terminar pronto. Date tu tiempo. Desconecta el teléfono y crea el ambiente que consideres te dará tranquilidad.
Busca un espejo y mírate de otro ángulo. Conoce tu cuerpo y obsérvate libremente.
Aprovecha de abrir tus labios menores y mayores y juega con el pliegue de tus labios vaginales.
Con la yema de tus dedos recorre tu cuerpo entero. Puedes ayudarte con crema o aceites esenciales (el de rosa es ideal). Descubre cuáles son las zonas que más te gusta tocar.
Frota el clítoris con tu dedo medio, moviendo el capuchón de éste. La presión y repetición del movimiento depende de ti.
No olvides de rozar la zona que va desde tu vagina hasta el ano. Es ultra sensible (en hombres y mujeres). Se llama perineo.
Cierra los ojos y recrear fantasías en tu mente. Imagina situaciones o personas que te provoquen cosas ricas y, si quieres, apóyate viendo películas ad hoc, fotos e incluso libros (hay quienes se excitan con los más románticos).
Usa elementos si es que te gusta penetrarte. Hay muchos modelos en el mercado y, sino, utiliza tu imaginación para encontrar el “arma” adecuada. Puedes usar aceite de bebé o vaselina para tocarte en la zona genital. Eso ayudará a aumentar las sensaciones de placer y no provocarte irritación por la fricción. Úsalo también en los pechos.
Cuando sientas que estás cerca de alcanzar el clímax, detente. Respira hondo y vuelve a comenzar lentamente.
Frena un par de veces antes de acabar. Verás que el orgasmo será mucho más intenso después.
Luego, si quieres, descansa,
duerme o… ¡vuelve a la carga otra vez!